Arcillas en cosmética natural: origen, tipos, usos…
A lo largo de la historia, el hombre ha utilizado distintas arcillas para limpiar y cuidar la piel. Gracias a la versatilidad de esta materia prima de origen natural y a sus múltiples propiedades, en la actualidad ha vuelto a cobrar protagonismo como ingrediente en distintos cosméticos. ¿Quieres conocer las propiedades cosméticas de las arcillas?
¿CUÁL ES SU ORIGEN?
Las arcillas son tierras con un tamaño finísimo (inferior a los 0,0039 mm de diámetro) procedentes de la erosión de rocas sedimentarias. Están constituidas principalmente por silicato de alúmina hidratado y enriquecido por minerales como: magnesio, calcio, potasio, zinc, silicio y selenio.
La arcilla se extrae en minas a cielo abierto, de donde se saca a la luz y se limpia, y luego de un proceso de selección se extiende al sol para un secado natural. Por último, se eliminan impurezas residuales y se tritura para obtener una granulación homogénea, obteniendo una arcilla de disolución rápida y apta para uso externo o interno.
¿Propiedades de las arcillas en cosmética natural? ¡Muchas!
En general todas las arcillas por su composición rica en aluminio son potentes desinfectantes y antimicrobianos, recordar la piedra de alumbre y su uso antiséptico.
Por su grano fino son un magnifico exfoliante o micropeeling natural, son el grano mineral más fino que hay!
Desintoxicante: su alta capacidad de absorción nos ayudará a limpiarnos de toda impureza, tanto es así que el propio ghassoul, el jabón marroquí es practicamente una arcilla del medio Atlas.
Revitalizante. El aporte de minerales deja la piel proporciona equilibrio y revitaliza la piel en general, siempre útil en nuestras rutinas diarias de cuidado de nuestra piel.
TIPOS DE ARCILLAS COSMÉTICAS:
ARCILLA BLANCA O CAOLÍN:
Tiene propiedades descongestionantes, détox, antiinflamatorias y calmantes. Son una fuente natural de zinc, magnesio, sílice y calcio. Es muy suave y puede ser usada en todo tipo de piel, inclusive para pieles sensibles y apagadas.
ARCILLA VERDE:
Cuenta con un pH neutro y resulta perfecta para mejorar el aspecto de las pieles grasas y con acné. Esto es gracias a sus propiedades desinfectantes, antibacterianas y antiinflamatorias. Su uso es excelente para regular el exceso de sebo en la piel, eliminar impurezas, desobstruir y cerrar los poros e impedir que los granos acaben dejando algún tipo de marca o cicatriz.
ARCILLA AMARILLA:
Por su alto contenido de hierro y casi nulo de aluminio, se considera una arcilla suave que se adapta a todo tipo de pieles. Es cicatrizante, calma erupciones, fortalecedora y détox. Puede utilizarse en todo tipo de piel y en pieles con lesiones tipo acneicas (acné, rosácea y piel sensible).
ARCILLA ROJA:
De origen volcánico, su color se debe al alto contenido de óxidos de hierro y cobre entre otros. Su contenido lipídico (graso) es el más alto entre todas las arcillas lo cual reduce su capacidad de absorción. Es ideal para tratamientos pro age. También recomendadas en pieles secas, psoriasis, celulitis, en pieles sensibles con tratamientos para el acné.