Recomendaciones dietéticas y cambio de hábitos
Comer de manera saludable le ayudará a sentirse pleno y estar lleno de energía. Y es una de las mejores cosas que puede hacer para prevenir y controlar muchos problemas de salud, como las enfermedades cardíacas y la diabetes tipo 2.
Un buen primer paso al cambiar un hábito es saber por qué desea cambiar. Si lo hace porque lo desea, usted tiene más probabilidades de tener éxito. Recomendaciones dietéticas, ¿ cuáles son sus razones para cambiar su manera de comer? ¿Para tener más energía o bajar de peso? Podría ser útil anotarlas.
Diferencia entre dieta y hábitos saludables
Duración: hacer dieta suele implicar comer determinados alimentos durante un tiempo corto, en el que solemos bajar de peso. Mientras que cambiar de hábitos alimenticios es algo más, pues se alarga en el tiempo, con el fin de estar mucho más sanos siempre.
Bajada de peso: con la dieta podemos bajar de peso las primeras semanas, pero si no nos cuidamos, podemos aumentar e incluso doblar el peso que ya teníamos. Cuando cambiamos de hábitos alimenticios, quizás cueste más bajar de peso al principio, pero luego nos mantendremos en nuestro peso ideal de forma prolongada.
Objetivos: en base a lo anterior, mientras que un cambio de hábitos consigue objetivos a largo plazo y es un proceso lento, pero profundo y más exitoso, hacer dieta consigue resultados más a corto plazo, de forma algo más rápida, pero con una alta tasa de abandonos.
Trabajo y esfuerzo: tanto la dieta como los hábitos suponen un esfuerzo de parte de quien la realiza. Pero una dieta puede ser más fácil al inicio, y cambiar de hábitos es un trabajo superior.
9 Recomendaciones dietéticas para comer bien
- Planifica un menú semanal equilibrado y variado. Te ayudará a distribuir los diferentes grupos de alimentos a lo largo de la semana y a facilitar la compra.
- Establece unos horarios de comida regulares. Unos horarios ordenados te permitirán comer con tranquilidad y en un entorno adecuado.
- Realiza cinco comidas al día. Desayuno, media mañana, comida, merienda y cena. Así mismo, evita picar entre horas.
- Desayuna fuerte; cena ligero. Desayuna fruta, lácteos, y tostadas o cereales, para asegurar un pleno rendimiento físico e intelectual. Y por la noche, para dormir bien, escoge alimentos ligeros de digerir: verduras, sopas, pescados o lácteos.
- Bebe entre uno y dos litros de agua al día. Es importante mantener una correcta hidratación. El agua favorece la digestión de los alimentos y ayuda a normalizar el tránsito intestinal.
- Modera el consumo de alcohol. El vino y la cerveza son una fuente importante de vitaminas, minerales y antioxidantes naturales. Sin embargo, no deben sobrepasarse los 2-3 vasos al día en varones, y algo menos, 1’5, en mujeres.
- Evita las grasas saturadas, las harinas refinadas y los azúcares. Sustituye las grasas animales por aceite de oliva virgen, con propiedades cardiosaludables. Escoge alimentos integrales, más ricos en fibra, vitaminas y minerales. Y huye de los azúcares simples, que favorecen el sobrepeso y la caries dental.
- Cocina sano. Cuece y cocina al vapor, al horno o a la plancha y evita en lo posible las frituras y las salsas. No abuses de alimentos precocinados.
- Deja la sal en el salero. Si comes sin sal protegerás tu corazón. Puedes sustituirla por apio, vinagre o especias, y así añadirás más sabor a tus comidas.